El PradoRey Rosado es una de nuestras primeras elecciones. Se trata de un vino singular, elegante, con gran carga frutal, cuerpo y equilibrio, que está fermentado en barrica 2012 es 'más que un vino, es el placer adulto de tomar golosinas”. Caemos en la tentación de probarlo, sobre todo por culpa de ese intenso color rosa frambuesa que nos enamora y de esa alta concentración aromática en la que predominan las frutas rojas del bosque con un fondo tostado y de vainilla aportado por su paso por barrica.
Si nos enamora el intenso color frambuesa del PradoRey, cambiamos de tonalidad para dar al paso al rosa palo con el que nos sorprende el rosado de Ramón Bilbao.
Un vino ideal como aperitivo y para maridar con platos fríos como espárragos blancos, salpicón de marisco, carpaccio de ternera o un 'risottos' para una noche especial, además, también nos seduce por las notas a fruta fresca y ese gusto suave a cereza, flores recién cortadas y limón de Amalfi... ¿alguien se puede resistir?
Sólo su nombre ya nos incita al 'deseo' y con su color rojo profundo aún más. Desea 2008 es un tinto donde predominan los aromas de moras maduras, aromas de incienso y hierbas frescas y sutil roble por su
crianza en barricas Allier francés. Una apuesta fresca para un romántica cena.
Otro vino que nos seduce por su color rosa frambuesa oscuro es el Avancia Rosé 2011 del bodeguero Jorge Ordoñez.
Un rosado goloso, ideal para esta fecha, con ciertos recuerdos a especias dulces, con una fruta intensa que lo hace largo y persistente.
Aunque para vino sexy en este San Valentín, qué mejor que el Protos Reserva 2009, que llega a la mesa con una funda-corsé exclusiva de color rojo metalizado con efecto encaje realizada por la diseñadora Maya Hansen.
Una muestra del extraordinario maridaje que surge al fusionar el mundo del vino con la moda, en concreto Bodegas Protos y Maya Hansen. Una botella capaz de seducir tanto por su exterior como por su interior, con uno de los mejores caldos de la Ribera del Duero.
Un vino que seduce por su color rojo cereza con ribete violáceo y que desprende aromas
de arándanos, grosellas, ahumados y pizarra, simplemente
espectacular... Además, no
podemos olvidar su botella, que recuerda, como la del resto de sus
caldos, a botellas de perfume, con un elegante diseño en su tono
negro y con su características en blanco.
Y para cerrar una celebración romántica, qué mejor que poner un broche con una copa de Camps Brut Rosé Pinot Noir, uno de los cavas rosados más elegantes que nos podemos encontrar en el mercado.
Un cava que se presenta con un intenso tono rosa cereza con gustos a fresas, con notas florales y de miel. Es ideal para los aperitivos, para una copa de bienvenida, pero sobre todo para brindar en una noche especial como la de San Valentín.
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