Bucarest o cómo disfrutar de una ciudad en la final de la Europa League

martes, 1 de mayo de 2012


Bucarest ha robado sin lugar a dudas el honor de ser la gran cita de este curso, a espera de la Eurocopa del próximo verano, para el fútbol español. Todos apostaban por Múnich, con FC Barcelona y Real Madrid como protagonistas de un nuevo (y no sabemos cuantos ya…) duelo del siglo. Pero al final han sido ‘leones’ (Athletic de Bilbao) e ‘indios’ (Atlético de Madrid) quienes se han llevado el gato al agua y harán de la capital de Rumanía cita obligada para el fútbol español con el título de la Europa League en juego.

Rodeada por el río Dambovita, está claro que Bucarest no es la ciudad más bonita de Europa, ni mucho menos y que los prejuicios de sus visitantes (ya sea el famoso tema de la superpoblación de perros callejeros o el estar cerca de la antigua morada del famoso Conde Drácula) puede echar un poco atrás como destino soñado.

Sin embargo, la ciudad puede ofrecer un buen ‘entrante’ para ese plato principal que será la final entre los de Marcelo Bielsa y Diego Simeone. Considerada la París del Este o Pequeño París a comienzos del siglo XX, hay que reconocer que, a pesar de no ser una comparación muy acertada, Bucarest ofrece interesantes recorridos por sus hermosas iglesias ortodoxas y cuidados jardines, como los Jardines Cismigiu, así como la Piata Revolutiei, donde el dictador Nicolas Ceaucescu pronunció su último discurso y que servirá, a buen seguro, para congregar a aficionados atléticos y bilbainos.

Otro lugar para no perderse de la ciudad es el barrio de Lipscani, el centro histórico de Bucarest y corazón de la ciudad medieval, que se organiza alrededor de la corte del príncipe, fundada por Vlad Tepes, el conocido como príncipe Drácula.

El barrio, además, es un ejemplo del esfuerzo de la ciudad por modernizarse, ya que está siendo rehabilitado y dejando poco a poco a punto sus bonitos edificios, como el Banco Nacional o sus iglesias ortodoxas (Biserica Studentilor un claro ejemplo), además de contar con un importante número de cafés y restaurantes, que siempre viene bien en estos casos.




Si lo que se busca es comer bien, cerca está la Caru cu Bere, la cervecería más antigua de la ciudad y toda una atracción turística, aunque a buen precio. Lo que ya será más complicada será que saber elegir en su carta, ya que los platos vienen en rumano. Te puede servir de ayuda saber que la ‘ciorba’ es lo que se conoce como una típica sopa rumana, el ‘mititei’ son unas salchichas pequeñas hechas con una carne picada muy especiada, o el ‘papricas’ un guiso propio de la región de Transilvania a base de carne de ternera o pollo con tomate y cebollas fritas, dicen que uno de los favoritos del Conde Drácula.




Por último, si a alguien le queda ganas de seguir disfrutando de Bucarest por la noche, seguro que al menos a los ganadores sí, la ciudad ofrece ambiente, especialmente con muchos estudiantes del programa europeo Erasmus que van allí como destino para completar sus estudios como principales animadores.

Las entradas a los locales y las copas tienen unos precios bastante económicos, siempre que uno evite el típico problema del timo a los turistas. Una de las discotecas más conocidas de la capital rumana es ‘Fire Club’ (Strada Gabroveni, 12), cerca de la Piata Unirij, una zona en la que además se encontrarán muchos locales con música, o el ‘Bar Fly (Ferdinand, 13) o el ‘Salsa’ (Strada Luterana 9-11) donde terminar de celebrar la fiesta o ahogar en alcohol (siempre con moderación) las penas.

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