Costa Amalfitana, disfruta de la 'dolce vita' italiana

jueves, 24 de agosto de 2017






Recorrer la Costa Amalfitana, poco más de 40 kilómetros de costa abrupta y complicadas curvas, es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida para disfrutar de la 'Dolce Vita' y rememorar cuando los años dorados de Hollywood saboreando un Aperol Spritz o un Bellini, mientras ves atardecer en alguna de sus playas.

Agerola, Amalfi, Atrani, Cetara, Conca dei Marini, Furore, Maiori, Massa Lubrense, Meta di Sorrento, Minori, Positano, Piano di Sorrento, Praiano, Ravello, Salerno, Sant’Agnello, Scala, Sorrento, Tramonti y Vientre sul Mare son los pueblos colgados de los acantilados, que conforman esta ruta que puedes hacer en coche o en autobús.

Los que se atreven en coche podrán ver más localidades, pero los que opten por el autobús, como fue nuestro caso, ahí van unas cuantas recomendaciones. Primero, elegir los pueblos a visitar. Nosotros nos decantamos por Sorrento, ya que es donde está la parada del 'Unico Costiera', cuesta 7,60 euros y permite montar en bus todas las veces que quieras para ir de pueblo en pueblo, Positano, Amalfi y Ravello.  

Sorrento se puede ver en el trayecto del autobús, ya que la mejor opción es ir lo antes posible a la siguiente parada: Positano. El bus te deja en la parte alta de la ciudad y tras recorrer andando o en taxi sus callejuelas empieza el momento de disfrutar de este encantador pueblecito pesquero, de ver los colores de sus casas que se reflejan en un mar cristalino.  


En el pueblo, merece la pena visitar la Iglesia de Santa María Teresa y la iglesia parroquial de Santa María Assunta, cuya cúpula se percibe desde cualquier parte de la ciudad, ver las Torres Saracenas y sobre todo perderse en sus callejuelas pobladas de comercios.   


La siguiente parada del recorrido es Amalfi, centro neurálgico de la Costiera Amalfitana y que le da nombre, donde la visita obligada es su Duomo de Amalfi, una catedral dedicada a San Andrés y estilo árabe-siciliana, obra de arte arquitectónica, que domina el centro de la ciudad, para luego aprovechar para perderse en sus callejuelas estrechas con ropa colgada en los balcones. ¿Cómo no hacerse una foto en sus escalinatas o entrar para disfrutar del claustro del paraíso?   



Una vez repuestas las fuerzas en Amalfi, donde disfrutamos de una rica pizza, la siguiente parada es subir a Ravello por las inclinadas y sinuosas carreteras al borde de precipicios no aptos para los que tengan miedo a las alturas o se mareen. Eso sí, al llegar contarás con las vistas más impresionantes de la Costa Amalfitana.  


Ravello, una pequeña localidad con numerosas villas y palacios, está dedicada al arte, ya que en sus jardines de Villa Rufolo se celebra cada año su conocido Festival, donde se dan cita músicos de todos los estilos. Por su calle han paseado desde músicos como Wagner, a Virginia Woolf y actores de Hollywood como Ingrid Bergman, Greta Garbo y Humphrey Bogart, que se dejaron seducir por este lugar.