El camino nos lleva a Ribera del Duero y la parada es la
La abadía
del siglo XII se asienta en un paisaje de ensueño, donde el tiempo se para,
ya que se han respetado sus mil años de historia y todos los detalles de su
arquitectura. Las celdas monásticas son ahora habitaciones, la sala capitular
en el ‘bar lounge’ y en el refectorio está el comedor, bajo un techo abovedado
del más puro estilo gótico.
Un lugar ideal que llama al descanso y a
la desconexión con su spa El Santuario, donde se puede disfrutar de más de 1.000 metros cuadrados
y donde el vino también está presente con sus tratamientos de vinoterapia, que
le sitúa como los primeros 'spa
sommeliers' de Europa.
Además, en este
tiempo de vendimia, nos ofrecen la posibilidad de recorrer la finca a caballo para los más valientes y atrevidos o disfrutar de sus viñedos, que ya se tiñen
con sus tonos otoñales desde el aire en helicóptero.
De tierras
vallisoletanas, salimos rumbo a la ciudad gastronómica del año, Cáceres, que
vive con fuerza estos últimos meses y es parada obligatoria para todos los
‘foodies’ donde degustar una buena torta del Casar y conocer todos sus
productos.
En pleno corazón de la ciudad
amurallada, que nos hace retroceder unos siglos nada más atravesar el Arco de la Estrella , se sitúa Atrio,
que exhibe su sublime arquitectura con
su hotel y su restaurante, en el que ofrece una cocina de sabores únicos
galardonada con dos estrellas Michelin, donde el chef Toño Pérez junto a José
Polo recrean un menú maravilloso, basado en los productos de la tierra.
En el hotel, que mezcla modernidad y clasicismo, respetando su enclave exterior, podremos disfrutar de las vistas de la ciudad
desde sus terrazas, una de ellas en el
ático y con vistas inigualables a la plaza y a la Iglesia de San Mateo,
ideal para ofrecer un ambiente relajado para disfrutar de una copa de vino
elegida de su espectacular bodega y un picoteo informal, mientras que la otra
está en el patio interior ajardinado con diez mesas rodeadas de madroños,
naranjas y plantas aromáticas.
A unos
kilómetros de Cáceres y tras saborear los platos en Atrio, nada mejor, que un
maridaje con la visita a Bodegas Habla en Trujillo. Una bodega diferente
que rinde homenaje con su nombre a Miguel Angel y que este año ha ampliado su
gama de vinos con un blanco (Habla de ti), un rosado (Rita) y un champán
(Moses). Una visita a la bodega extremeña no nos dejará indiferente, ya que nos
encontramos con una bodega vanguardista con un diseño que expresa el fuerte
carácter del proyecto.
Siguiendo la estela de estrellas Michelín
llegamos a La Rioja ,
donde la parada obligada es Echaurren, localizado
en Ezcaray, entre el camino de Santiago de Compostela y la ruta de los vinos de
Rioja. Francis Paniego nos ofrece en su casa diferentes espacios gastronómicos
para degustar la cocina local con platos tradicionales riojanos y recetas de
cuchara a la cocina más creativa y vanguardista.
Enclavado en el centro histórico de la Villa de Ezcaray, en la parte alta del Valle del
Oja, es un espacio ideal para desconectar y alejarse del ajetreo de la ciudad
en un enclave único para disfrutar de la vendimia riojana, con la oportunidad
de visitar bodegas. El hotel boutique ofrece habitaciones de diseño moderno y
alegre, renovadas con colores frescos y claros, con vistas fabulosas desde su
jardín a la Iglesia
Románica de Santa María.
Entre tanta bodega en la
DO Rioja , elegimos la innovadora y
espectacular Ysios. Obra del arquitecto Santiago
Calatrava, es un templo consagrado a un vino, cuyo nombre rinde su particular
homenaje a Isis y Osiris, dos divinidades egipcias íntimamente ligadas con el
mundo del vino.
Enmarcada en
los viñedos surge su brillante cubierta, seña de identidad de la bodega que
está realizada en aluminio natural y que contrasta con la calidez de la madera. Una visita a sus viñedos y disfrutar del
interior para acabar la visita degustando algunos de sus espectaculares
vinos.
Y si vives en Madrid, una escapada
cercana a la capital es Molino de
Alcuneza, un molino harinero de más de 500 años reconvertido en hotel con
encanto y que está ubicado en la medieval Sigüenza.
En Molino de Alcuneza, Blanca Moreno y su
familia hará que te sientes como en casa. El hotel cuenta con habitaciones muy
cuidadas, con un coqueto spa privado y
una decoración, en la que se mezcla la modernidad de sus lámparas con lo
clásico. Ideal en otoño o invierno disfrutar del calor de sus chimeneas
o aprovechar su terraza exterior y la piscina, si el tiempo lo permite.
Al caer la
noche el restaurante abre sus puertas exclusivamente para sus huéspedes. El
chef Samuel Moreno sorprende con un menú, donde los protagonistas son los
productos de temporada y locales, que fusiona creando sugerentes platos y con
especial atención a sus panes, realizados en el mismo restaurante, recordando
los orígenes molineros.
Cerca en la localidad de Cogolludo, junto
a los pueblos de la arquitectura negra, se encuentra Finca Río Negro, fue
Blanca, encargada de Molino de Alcuneza y una enamorada de los vinos, quién nos
desveló sus vinos y no defraudaron. Unos vinos que se caracterizan por una alta
intensidad de color y un aroma intenso, profundo y complejo. En la visita a su bodega, tienes diferentes
opciones desde sólo conocer la bodega y sus viñedos a disfrutar de catas en su
interior.